Faro de Zumaia. La amistad

 

Faro de Zumaia. Lo realmente importante

Llego a Orio a dormir. Todo el pueblo está engalanado con banderas amarillas. Es un pueblo orgulloso. Con una imponente ría que marca su carácter. Salino. Lleno de subidas y bajadas. Me quedo con Yone Cisneros. Ya no está en política. Dejó el cargo de Portavoz en JJGG de Gipuzkoa por Podemos. Ahora trabaja en una empresa como delineante diseñando cazos para grúas de puerto.

Dos crías que le hacen listas de cómo ha de ser su nueva pareja, dos padres mayores y un carácter indomable que se le escapa como arena entre los dedos.

Me enseña sus cayos. El remo es duro.  En la ría entrenando vemos a unos chavales: los chicos en una trainera, las chicas en otra. El patrón -chico o chica- grita. Se les ve el esfuerzo en la musculatura de las piernas. No rema pero sufre como los demás. Como las demás. Aquí, en el esfuerzo, el género no importa. El sufrimiento les iguala aunque vayan en diferentes traineras.

¿Qué os hace esforzaros tanto? El reconocimiento -me responde-. Cuando ganas ves a los críos que dudan a la hora de pedirte un autografo. Me recuerda a los gladiadores de roma.

Paseamos por la ría. Me gusta estar a su lado. Seguimos paseando. Vamos hacía la playa. Que el albergue este en lo alto de un risco o las horas de bici no hace que se apiade de mí. Seguimos andando. Hablamos. Saluda a diestro y siniestro. Nos reímos. Nos encontramos con una amiga suya que también participó en "el reto de las remeras". Dos remeras en dos días. Curioso. No sé que pensar.

Cenamos en la playa los cuatro. Ellas llevan la voz cantante. Los chicos nos dejamos llevar. Por la cuenta que os trae -dicen-. Aquí somos nosotras las que elegimos y al que no se entera se lo explicamos. Nos reímos. Estoy feliz y lo voy notando.

Reflexión: ¿Qué es lo que hace feliz a los seres humanos? Leía hace poco al profesor Marina que decía que que lo que realmente necesita un niño es sólo un lugar para correr y sentirse querido al llegar a casa.

Me llama Bharat. Amigo y maestro desde hace más de 15 años. Hemos quedado para comer. Siempre me sienta bien estar con él. Paseo por las inmediaciones del faro. Me acerco al final de muelle. He llamado a mi expareja para ver si podría dormir en su casa  y me ha dicho que no. Estoy contrariado. He medido mal y eso se paga.

Espero a Bharat, me quiere hablar de su nuevo proyecto la Escuela de la Sabiduría. Un proyecto en el que se refleje su conocimiento y saber acumulado en años de práctica y enseñanza del yoga, la meditación, el crecimiento personal y la risoterapia.

Seis horas en un magnífico restaurante al lado de la ría y han pasado como si nada. Se me han quitado años en horas. Hablar con un maestro es como leer diez libros. Todo está condesando. Todo es aparentemente sencillo. Él lo hace sencillo.

Está emocionado con este nuevo proyecto y yo le digo que necesitamos su luz. Que la niebla es espesa y que su luz nos es imprescindible. Que se suba a un mástil y que nos ayude a buscar el camino. Que su trabajo hace mucho bien.


Me monto nuevamente en la bici a la espera de lo que esté por venir. Confía lo que sea que venga será para bien -me dice-.  Me monto en la bici sin saber que esa noche habré de dormir en casa. No hay alojamientos disponibles cerca de mi siguiente faro. Cojo un tren y me pongo a escribir este blog.


El faro me marca el rumbo. Volveré en cuanto la marejada remita.


Faro de Zumaia. Gipuzkoa.





Comentarios

  1. Que aventura! yo te acompaño desde este block, todavía no desecho ir a buscarte por hay y visitar algún sitio, eso sí, dejando la bici de lado que yo no tengo. .)

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  2. Me parece q estoy viendo los faros contigo. Y disfrutando de la compañía de tantos amigos. Buen viaje.

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